Ciclo del N y balance de nutrientes
Si tomamos en cuenta un punto de vista agronómico, el ciclo de N por procesos biológicos en los Alpes (fijación, descomposición, mineralización, absorción) es lento y limita la producción de biomasa. Sin embargo, como puede demostrarse fácilmente (Fig. 1), la adición de nutrientes puede destruir a la vegetación alpina típica y su robustez.
La hojarasca se descompone lentamente y generalmente se acumula durante años. Gruesas capas orgánicas abundan, constituyendo un importante reservorio intermedio de nutrientes.
¡El invierno no es una "estación muerta" para los microbios! Bajo la nieve, el suelo raramente se congela y si lo hace, no a temperaturas muy bajas. Los microbios son activos bajo estas condiciones y liberan nutrientes que se acumulan durante la temporada de dormancia.
Los suelos alpinos tienen una alta afinidad al ingreso de nitrógeno soluble. Experimentos de rastreo con el isótopo estable 15N han mostrado que la mitad del marcador puede encontrarse después de casi 30 años desde su aplicación. Los suelos alpinos entonces contribuyen a la retención de N y al suministro de agua limpia hacia las tierras bajas.
Los animales juegan un rol central en el ciclo del N. Se ha encontrado que sólo los saltamontes cosechan un quinto de la producción anual de gramíneas en un brezal alpino. Los roedores, tales como ratas de campo, marmotas y pikas, pero también ungulados como gamuzas, guanacos, etc. modelan los ecosistemas alpinos a través de su consumo y de la deposición de estiércol.
El hombre ha reemplazado a los ungulados salvajes en muchas áreas por ganado doméstico, lo cual juega un rol importante en el ciclo de los nutrientes. Se ha estimado que 2 % de cada parche de paisaje alpino recibe la deposición de estiércol cada año (tiempo de retorno: 50 años), una importante contribución a la nutrición del brezal alpino y su biodiversidad.